Una pequeña mesa, un puñado de mercancía, una enara sobre la mujer africana y cientos de folletos para repartir fueron los pertrechos con que Harambee participó en este divertido mercadillo cuyo único fin es solidario.

Gracias a la generosidad de Ana G. Vilate, el puesto de Harambee estuvo situado en un punto estratégico: el Bar-Restaurante Puerta del Sol, por el que cruzaron más de treinta mil personas.

En ese lugar, nuestras voluntarias procuraron vender sombreros, foulards, relojes, belenes para el árbol de Navidad y pusieron todas sus energías en dar a conocer lo qué es Harambee. Cada bolsa de compra se llevó además un folleto explicativo con nuestra historia y desafíos en el África subsahariana.

El Rastrillo, en el que trabajaron más de 1.200 voluntarios y que nació hace 39 años, en Madrid, para conseguir recursos para financiar los hogares de niños que saca adelante la asociación Nuevo Futuro, contó con 80 puestos dedicados a la restauración, las antigüedades, la decoración y la moda.