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Andrew Mobio es un chico de 16 años que no quiere seguir estudiando. Prefiere buscar un trabajo con el que ayudar a su familia.

No es que su familia no tenga para comer, como le pasa a la mayoría de las familias en África subsahariana. Tienen para comer, pero no para pagar el transporte y Andrew tendrá que caminar 9 kms de ida y otros tantos de vuelta, cada día, para ir a clase.

Andrew no se encuentra con fuerzas para recorrer esos 18 kms diarios y teme abandonar a mitad de curso, habiendo malgastado el dinero de su familia. En la mayoría de los países de África, la educación no es ni obligatoria ni gratuita.

A Andrew tampoco le motiva el ejemplo de su vecino Chris. Un buen estudiante que el año que viene terminará el Lycee y entrará en la universidad, para estudiar la carrera de Medicina. Chris, en época de exámenes, duerme sobre la acera de la calle. Si hubiera acera, porque frente al Lycee Moderne Cocody Angre, solo hay polvo, que con un poco de agua se convierte rápidamente en barro. En época de lluvia aprovecha la entrada de coches reforzada con cemento. Chris se queda a dormir a la puerta del instituto para no perder las más de tres horas que tiene que caminar para llegar a su casa, prefiere quedarse estudiando y cuando cierran el centro, dormir en la calle.

Hoy está haciendo la matrícula porque su amigo y vecino le ha animado: No es tan duro dormir en la calle. Irán juntos cada día a clase y, por el camino, le explicará lo que no entienda. Le asegura que con sus explicaciones sacará buenas notas como le ha pasado a él este curso.

Tampoco la Sra. Mobio se ha dejado enternecer por los argumentos de Andrew. No quiere que se ponga a trabajar tan joven, aunque la familia necesite el dinero. Quiere que estudie y tenga un futuro mejor que el suyo. Ella hará el esfuerzo de ahorrar como sea para pagar la cuota y él lo hará para aprovechar el tiempo. Le horroriza pensar que su hijo sea otro NINI de los miles que abarrotan los caminos y carretas. Ni estudios Ni trabajo.
Es muy difícil llegar a la universidad en África y es muy difícil encontrar un trabajo, pero hay muchas madres coraje como la que vemos en la foto.

Harambee dedica la mayoría de sus recursos a financiar centros educativos y becas para la enseñanza, el transporte y la manutención.