La Diada del 23 de abril, Sant Jordi, –aunque laborable- es una jornada festiva y alegre en todas las ciudades y pueblos catalanes: la gente sale a la calle, pasea, compra rosas, hojea muchos libros, adquiere alguno…. Y, en definitiva, disfruta de una tradición muy arraigada en todos los catalanes.

Harambee quiso participar también de la fiesta y estuvo presente todo el día en un stand solidario en Girona.

El puesto de Harambee se colocó en Plaça Catalunya, donde también se situaron muchas paradas de otras asociaciones e iniciativas culturales que igualmente querían darse a conocer a la ciudadanía gironina.

El día comenzó lluvioso y permaneció nublado toda la mañana, cosa que mitigó bastante las primeras horas del día. Aun así, se acercó bastante gente con el paraguas –sobre todo varones- a comprar una flor para la novia o esposa; algunos las compraban casi a docenas para regalar a las hermanas, amigas y compañeras de trabajo.

Por la tarde el sol se dejó ver un poquito y, a partir de las 5, Plaça Catalunya, la Rambla y el centro histórico de la ciudad devino un continuo ir y venir de personas. Algunas de las chicas que se acercaban al stand se interesaron y compraron otros detalles que también se pusieron a la venta: pulseras, llaveros y rosas de ganchillo para usar como broches. De todos modos, la rosa natural típica, roja, se llevó la palma. Los más generosos compraban el modelo más completo, que constaba de una rosa grande, decorada con unas cañitas rojas y amarillas, varias espigas de trigo y un envoltorio verde con textura de tela. Otros se quedaban el modelo más sencillo. Al final del día se habían vendido todas: en total, 400.

Prácticamente todo el mundo que compró se llevó un folleto de Harambee; hubo personas que se interesaron especialmente por la labor que se desarrolla en África y algunos volvían a comprar más flores o a pedir más folletos. Un señor comentaba: “ya que voy a comprar la rosa de todas modos, me gusta saber que el dinero se destinará a una buena causa”. Y añadía: “el hecho que Harambee tenga un origen e inspiración cristianas me da confianza”.

Esta iniciativa ya se había realizado hace dos años en Rambla Catalunya de Barcelona y el balance fue muy positivo. Este año, en Girona, con las peculiaridades del lugar, la experiencia ha sido igualmente gratificante.