La directora de la Escuela de Hostelería Kibondeni College en Kenia visita Guipúzcoa y agradece la ayuda prestada a las alumnas

Kibondeni College es una escuela de hostelería en Nairobi, Kenia, que ofrece formación técnica y profesional a chicas jóvenes que viven en los barrios más pobres. Desde Afrika Elkarrekin Bai Harambee organizan distintas iniciativas en torno a la gastronomía y el deporte para obtener fondos como becas de estudio.

Irene, Damaris, Josette, Catrine, Lillian, Diana, Asunta, Anastasia, Brigit, Eva, Grace, Scoviah, Monicah, Jane y Lydia son algunas de las más de 50 chicas que han podido estudiar hostelería y ahora están trabajando gracias a la formación que han recibido. Su vida ha cambiado por completo gracias a la ayuda desinteresada de tantos: cocineros, remeros, patrocinadores, asociaciones, etc. que han querido sumarse y colaborar con Afrika Elkarrekin Bai Harambee. La mayoría de las que han terminado de estudiar están trabajando y con su sueldo, pueden alimentar a su familia, pagar las tasas escolares a sus hermanos e incluso comprarse una casa.

Lynda trae saludos de Lillian, una de las chicas becadas que cuando estudiaba en Kibondeni y se iba a casa en vacaciones, les pedía los cartones de las cajas de proveedores, porque los usaba de cama para protegerse de la humedad del suelo. Ahora Lillian ya ha terminado hostelería y está trabajando en un restaurante en Nairobi, se ha comprado su propia casa “de piedra”, con su sofá y su microondas, y está pagando el colegio de sus hermanas pequeñas.

También manda recuerdos de Asunta. En 2021, al terminar sus estudios, comenzó a trabajar como camarera del Pyramid Continental Hotel de Nairobi. Gracias a los valores y la formación que adquirió en Kibondeni la han ascendido y ahora trabaja en el departamento de Ventas y Marketing del hotel.

“Vuestra ayuda se traduce en formación, dignidad y esperanza”

En África ser mujer y además joven es sinónimo de ser la última en todo. Por eso, la formación no solo se traduce en capacitación, sino también en dignidad y esperanza. Para las chicas es casi tan importante la formación técnica y profesional que reciben, como lo que supone para ellas que alguien al otro lado del mundo les apoye y les dé la oportunidad de formarse.

Irene es uno de los muchos ejemplos. Ahora está trabajando en el hotel Tribe como recepcionista; el año que viene tiene planes de seguir estudiando una carrera superior haciéndolo compatible con el trabajo. Reconoce emocionada que nunca podrá agradecer lo suficiente la ayuda que ha recibido, ya que le dieron no solo educación sino un futuro. 

“Gracias, gracias, gracias”

Sin duda la palabra más repetida y pronunciada por Lynda estos días ha sido “gracias”. Gracias por vuestra implicación, por vuestra generosidad, vuestro apoyo, por no mirar hacia otro lado y no tener reparos en complicaros la vida para responder a la llamada de ayuda de estas chicas. Lynda ha podido ir en persona a dar las gracias al restaurante Singular, de Íñigo Lavado; a Hika Txakolindegia, de Roberto Ruiz, donde tiene lugar cada año la ya tradicional cena solidaria (ya han acogido cuatro ediciones desde 2019); a Atalaya de Inaxio Muguruza, el capitán general que consiguió el apoyo de los demás sukaldaris; a los clubes de remo Hondarribia Arraun Elkartea y Arraun Lagunak, por su participación en el Challenge. También tuvo un encuentro con los alumnos del Basque Culinary Center que están impulsando el voluntariado gastronómico y participaron en la última cena solidaria de Hika. Y pudo saludar a algunos de los patrocinadores del Challenge, como Alditrans, Alkain, Katagraphic y el Real Unión.

Seguimos remando juntos por la mujer africana

Lynda se ha ido, pero su paso por Gipuzkoa ha dejado una huella profunda y muchas ganas e ilusión de seguir remando para ayudar a más chicas africanas.