Alberto Rojas en sus “Memorias de África” se hace eco, en el diario El Mundo, de labor que desarrolla la Fundación Kimlea para evitar que las jóvenes recolectoras de té, en los campos que rodean Nairobi en Kenia, sean captadas por las redes de prostitución y trata de blancas.
http://www.elmundo.es/cultura/2015/08/19/55d37742ca47411c288b4592.html

Con su magistral pluma, Alberto Rojas nos lleva directamente a las colinas que roIMG_1964dean Nairobi, donde se encontraba la plantación de Karen Blixen, la protagonista de “Memorias de África”, para que podamos descubrir a los descendientes de “sus” kikuyos. Hoy, las mujeres kikuyo recolectoras de los campos té en esas colinas, viven en las mismas condiciones de semiesclavitud que sus antepasados.

Como señala Rojas, las chicas que trabajan en las plantaciones “tienen muchas posibilidades de acabar en las redes de proxenetas que vienen a captar mujeres pobres a estos campos. La escuela de formación profesional Kimlea, fundada por Frankie Gikandi, es unas de las pocas barreras que pueden separarlas de ese destino”.

Kimlea graduation 2011 445La Fundación Kimlea no cuenta con ninguna ayuda oficial y se mantiene gracias a las aportaciones de sus donantes. Harambee entre otros, financia becas para que las jóvenes o puedan realizar estudios de formación profesional y las mujeres adultas aprendan a leer, escribir , formación profesional y nociones de contabilidad que les permita salir de la miseria que supone ser recolectora de té. Harambee también financia el Programa Chep que cubre el seguro médico de los niños hasta los 10 años. 50 euros, que es lo que cuesta el seguro de 10 años, puede salvar la vida de un niño.

Frankie Gikandi, la promotora de Kimlea, fue galardonada con el Premio Harambee España 2010 a la Promoción e IgFK04ualdad de la Mujer Africana.

«No quiero acabar de prostituta», le dice Jackie, recolectora kikuyu en la plantación Maramba , al periodista Alberto Rojas. Es el mismo grito que a Frankie Gikandi le llevó a embarcarse en una aventura humanitaria de solidaridad hace mas de 10 años. Desde entonces cientos de familias han podido salir de la miseria en la que vivían, muchas mujeres tienen empleo y otras han puesto en marcha sus propios negocios en la economía informal “Tenemos muchas dificultades para seguir adelante, nos confiesa Frankie, pero siempre encontramos gente buena que nos ayuda”.