«Estoy muy preocupada por una niña –Giselle se llama– se pasa el día tirada en el suelo de la calle, enfrente de mi casa. Tiene 8. Está tan delgada que parece de 6. En el momento que crezca un poco, algún hombre la violará o niños de la calle la empezarán a drogar con pegamento, la enrolarán en una pandilla para robar y terminará siendo prostituta. Si se acostumbra a vivir en la calle, sin hacer nada en todo el día, comiendo las porquerías que la gente le da al pasar, cada vez será más difícil que se integre en la escuela o que alga algo de provecho».

«Llevo casi un año hablando con su madre de acogida  para que la deje ir al colegio, al principio se negaba en redondo, porque ella tampoco sabe leer, porque cuesta dinero, porque necesita su ayuda para que la guarde el puesto cuando se va, porque a la niña no le gustará y mil disculpas más, hasta que se ha convencido de lo útil que será para su negocio -un carromato en el que vende lo que puede- y además le darán de comer comida de verdad. Pero ahora que la madre ha accedido, la niña no está muy dispuesta, lo ve como algo imposible. Verdaderamente casi no ganan para comer, mucho menos para pagar el colegio, los libros y cuadernos o el uniforme. Les he prometido que buscaré alguien que lo pague».

Y nos pregunta: ¿podría hacerlo Harambee?

La alegría de Giselle con su nuevo uniforme

Esto lo cuenta Marga, una catalana que lleva 9 años en África, preocupada por los niños de la calle, y lo escucha, por casualidad, Mercedes, una de las integrantes españolas de la expedición de Harambee 2018.

Mercedes es una farmacéutica de Madrid y una mujer muy solidaria. Colabora con Harambee España y en esta ocasión ha querido acompañar el viaje de Harambee internacional y comprobar por sí misma lo que se hace con la ayuda que Harambee presta a las diferentes iniciativas. Ha quedado impresionada de lasmaravillas que los africanos consiguen con lo que reciben y le ha tocado especialmente el corazón la atención sanitaria a los niños, en los distintos dispensarios rurales que hemos visitado.

Mercedes le entrega a Giselle el nuevo uniforme

Cuando tenemos oportunidad de ver a Giselle: menudita, sentada sobre la tierra de la calle, hurgando con un palo en ella, a Mercedes se le rompe el corazón y le pregunta a Marga cuánto cuesta el colegio, el material escolar y el uniforme  y le dice que Giselle y otros niños podrán contar con esa ayuda a través de Harambee hasta que terminen el colegio.

Giselle es una niña bastante lista y muy espabilada. Está segura de que se adaptará pronto en el colegio, aunque tenga dos años más que sus compañeras. Se acostumbrará a tener un horario y una disciplina, a lavarse cada día, aunque solo sea la cara y las manos. Ya ha tenido la alegría de probarse el uniforme.

Harambee cuenta con el donativo anual de Mercedes para este fin.

«Lo más importante es la educación que hará de Giselle una mujer independiente, capaz de ganarse la vida por sí misma«.