“Qué fácil es estar metido en tu zona de confort y no darte cuenta de lo difícil que puede ser para los demás. Vamos a luchar por la ilusión de estas chicas”. Felix Manso resumió de esta manera el espíritu de los más de 20 sukaldaris guipuzcoanos que se han sumado al proyecto Afrika, Elkarrekin Bai, de la ONG Harambee, para ayudar a 12 chicas keniatas a conseguir su sueño de ser sukaldaris.

El miércoles 11 de abril se ha presentado ante los medios, en el Hotel Restaurante Atalaia de Irún, Elkarrekin Bai y las iniciativas que los sukaldaris van a llevar a cabo para recaudar dinero para las becas de los estudios de las chicas.

En la rueda de prensa han intervenido:

1. Esther Patrocinio Olaizola: portavoz de Elkarrekin Bai, ha presentado el proyecto.

2. Jennifer Kentaro: ugandesa que vive en Kenia, explicó la perspectiva de una africana sobre la formación profesional para la mujer en África.

3. Sonia García: por qué involucrarse en este proyecto.

4. Roberto Ruiz e Iñigo Lavado: iniciativas solidarias en Tolosaldea y Bidasoladea.

5. También han estado presentes algunos de los sukaldaris participantes en el proyecto.

La portavoz de Elkarrekin Bai explicó que en tres años, estas 12 chicas habrán terminado sus estudios en las escuelas: Kibondeni (Nairobi) y Tewa (Mombasa). Algunas ya han empezado el grado en hostelería, pero no pueden continuarlo al no tener medios para pagarlo. El importe total de la suma de las becas es de 12.740 €. Con ello terminarían de pagar sus matrículas escolares y harían frente a su manutención.

Por su parte, Kentaro, en su intervención destacó que “las chicas jóvenes de los pueblos cercanos de Mombasa no las educan, sino que en cuanto pueden las casan (con 13 y 14 años). La labor que se hace desde Tewa es dar la oportunidad a las jóvenes más motivadas para que puedan forjar su propio futuro y el de su familia. Lo que necesitan es educación, conocimiento y empoderamiento económico, ya que vienen de familias muy pobres”. Agradeció a todos los sukaldaris toda esta iniciativa porque va a suponer un apoyo para que 12 mujeres concretas logren este cambio.

Las chicas han escrito cartas a los sukaldaris contando su situación personal y pidiéndoles ayuda para poder cumplir su sueño y montar su propio negocio en Kenia. Por ejemplo, Irene comentaba: “Mi padre es un borracho y cada vez que consigue dinero lo gasta en alcohol. Estoy tramitando esta beca para aliviar la carga económica y así poder terminar la escuela. Soy buena estudiante, muy trabajadora y con muchas ganas de aprender. Sueño con con poder trabajar y pagar las cuotas escolares de mis otros hermanos, para que terminen la escuela e ingresen en la universidad y se gradúen. Creo que tengo un don en la cocina y me gustaría desarrollarlo y algún día ser la chef de mi propia cocina en un gran hotel”.

A esta llamada han respondido más de 20 sukaldaris guipuzcoanos dispuestos a poner lo que está en su mano para ayudarlas a que finalicen sus estudios.

Las iniciativas que van a llevar a cabo para recaudar fondos son de lo más variado y todavía están abiertas. 11 de ellos participarán en dos cenas solidarias, cuyos fondos irán destinados íntegros como becas de las chicas.

El objetivo es también dar a conocer el proyecto para que la gente apoye luego las iniciativas particulares de colaboración que cada sukaldari lleve a cabo. Algunos, como Gorka Irisarri, de Danontzat en Hondarribi, lo tienen ya claro y se han puesto manos a la obra. En su restaurante, al pedir el menú degustación o el cóctel Mombasa, el 10% de los beneficios van destinados a costear la beca de Damaris, la chica africana que ha apadrinado.

Otros, como Iker Markinez, se han ofrecido a donar lo que ganen impartiendo clases de cocina y cursos, como por ejemplo, el que dará dentro de unos meses en Tabakalera. Y quiere difundir una lista de sukaldaris entre las escuelas para que sepan que si las piden a ellos, los beneficios irán destinados como becas para las chicas.

El clima en todas las intervenciones ha reflejado el espíritu solidario de los sukaldaris. Así lo formulaba Roberto Ruiz: “La cocina es un trabajo muy exigente y sufrido, pero de fondo es muy solidario. No dudamos en ponernos delante cuando alguien nos reclama y colaborar y participar con lo que nosotros sabemos hacer, que es cocinar. Tenemos que ser responsables con nuestra familia, nuestros amigos y la sociedad en la que vivimos”.

Harambee –que en swahili significa todos juntos- es un proyecto internacional de solidaridad con África subsahariana que colabora con proyectos educativos, sanitarios o asistenciales, impulsados y realizados por los mismos africanos en sus países. Apoya fundamentalmente a las niñas y mujeres africanas. Harambee envía todo el dinero recaudado directamente a los proyectos. Todos sus voluntarios trabajan de forma solidaria, sin percibir remuneración alguna. En la actualidad Harambee desarrolla proyectos en Benín, Bwrundi, Congo, Camerún, Costa de Marfil, Kenia, Nigeria, Rwanda, Sudáfrica, Togo y Uganda.