“Si eres periodista, al hablar de África parece que solo te interesan las bombas y las explosiones, pero hay otra cara que nunca aparece en los medios de comunicación”. Esta es la idea principal que Tunji Adegbesan quiso transmitir durante la conferencia que ofreció en Madrid en colaboración con la ONG Harambee.

Decenas de fotos de niños y jóvenes africanos sonriendo. Esa fue la manera escogida por el profesor para comenzar su intervención sobre el continente que le vio nacer. Bajo el lema “Por qué África no es lo que piensas y por qué, sí, necesita tu ayuda”, la ponencia mostró las dos caras de esta parte del mundo. “África no es un problema intratable, no es guerra ni sida, sino personas que comparten unos mismos sueños e ilusiones. Es alegría y sonrisas”, añadió.

El arte es solo uno de los ejemplos que Adegbesan propuso a la hora de referirse a esta realidad menos conocida del continente: “Hay artistas jóvenes pero sin mucho dinero que han conseguido que África tenga una de las mayores colecciones de arte contemporáneo del mundo, pero esto pocas veces sale en la prensa”.

Centrándose en el caso de Nigeria, su país de origen, lo definió como “un millón de kilómetros cuadrados en los que conviven más de 150 millones de personas, 160 culturas y varias decenas de idiomas diferentes. Por desgracia, este tipo de datos nunca saldrían en la CNN”.

Sin embargo, tal y como reconoció el conferenciante, África también es un lugar que necesita apoyo, una ayuda que es mucho más fácil de proporcionar de lo que parece: “El impacto que un simple dólar tiene en este continente es exagerado. Cualquier cosa que te propongas hacer la podrás llevar a cabo, por eso hay que luchar por mejorar”. El problema surge a la hora de decidir cómo canalizar esa ayuda. “No quiero arroz, quiero colegios”, declaró el profesor. “Con la formación y la enseñanza se puede cambiar no una, sino toda una red de vidas. Por eso, si un hombre tiene hambre no le des un pez, dale una caña y enséñale a pescar”.

Con respecto al porvenir de África, Adegbesan clausuró la conferencia con un mensaje lleno de optimismo: “El futuro es de los jóvenes. Con su esfuerzo, podrán cambiar la vida de muchas personas”.

(información de Laura Galaup, publicada en El Digital de la FCOM de Villanueva)